viernes, 2 de diciembre de 2011

A 10 años del corralito

Cómo eran los discursos mediáticos del 2001. Un análisis las tapas de los diarios. Las palabras del entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo. La protección al presidente Fernando De la Rúa.

Hace 10 años, una medida económica daba el puntapié para la explosión de la crisis social y política más grande que Argentina vivió en los últimos tiempos. Una década atrás los medios informaban que “el corralito” estaba en marcha (claro que el nombre con el cual se lo popularizó todavía no existía).

Se llamó "corralito" a la restricción de la libre disposición de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorros. Solo se podía obtener $ 250 pesos por semana. Los objetivos eran evitar la fuga de depósitos y la especulación sobre una posible salida de la convertibilidad.

Con esto en mente, el gobierno de De la Rúa-Cavallo realizó una jugada desesperada para detener la amenaza de un crack bancario, imponiendo una retención forzada de los depósitos y la pretendida bancarización de todas las transacciones, a través del uso de la tarjeta de débito.

La medida fue tremendamente impopular y los ahorristas realizaron numerosas marchas, escarches y protestas en las sedes de los bancos como forma de mostrar su enorme disgusto por la retención de sus ahorros. La tensión social crecía pero los manifestantes desconocían que el proceso duraría varios años más.

El corralito finalizó oficialmente el 2 de diciembre de 2002, cuando el Ministro de Economía Roberto Lavagna anunció la liberación de los depósitos retenidos por alrededor de 21.000 millones de pesos.

Durante su gobierno, Ednarco Duhalde había asegurado que “quien depositó dólares, recibirá dólares”, a pesar de lo cual el desenlace fuera completamente distinto.

Durante su gestión se produjo el “corralón”. Se estableció la pesificación asimétrica en la cual las deudas con el sistema financiero fueron pesificadas a razón de un peso por dólar, pero los depósitos en moneda extranjera fueron reconocidos por las entidades financieras a razón de $ 1,40 por cada dólar.

La diferencia fue reconocida por el gobierno nacional con un bono que se le entregó a los bancos para compensar dicha asimetría.

El tres de diciembre del 2001, diecisiete días antes de la renuncia de Fernando De la Rúa, los medios informaban esta inusual y polémica medida con un lenguaje dócil, para nada alarmista y en todo momento utilizando los dichos del ministro de Economía, Domingo Cavallo, para justificar esta fallida salida a la crisis financiera imperante.  

“Efectivo: límite de $ 250 por semana”, fue el titular de Clarín. Debajo de las enormes letras la fotografía de Cavallo con la frase textual: “Esto destierra cualquier hipótesis de una devaluación”. De costado se pueden apreciar los títulos de varios análisis sobre la situación: ninguno anunciando el próximo malestar social. Las palabras usadas fueron: “claves” e “incógnitas”.

Por su parte La Nazión sostenía que “Rige desde mañana el nuevo plan; se podrán retirar hasta $ 250 por semana” y en la bajada, “el gobierno aseguró que las restricciones regirán por 90 días, hasta que finalice la operación de canje internacional”. Aquí también abajo del anuncio de la medida se puede apreciar una entrevista a Cavallo.

Aunque parezca mentira, hace algunas semanas nomás, Domingo Cavallo se paseó por canales de televisión, pontificando sobre las medidas que debería tomar el gobierno de Cristina Kirchner en materia económica.

Respecto del tratamiento que los grandes medios le dieron al tema en su momento, solo basta aclarar que el Grupo Clarín fue uno de los principales beneficiados con la pesificación asimétrica que le permitió licuar buena parte de sus deudas.

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