lunes, 27 de febrero de 2017

Vidal preocupada porque calculan estar un millón de votos abajo

LA ALIANZA DE DERECHA CAMBIEMOS NO HACE PIE EN LA TERCERA SECCIÓN. ADMITEN UNA FUERTE CAÍDA EN LA PLATA, MAR DEL PLATA Y BAHÍA BLANCA.

María Eugenia Vidal sabe que esta elección puede condicionar el futuro de su régimen y le preocupan los números que maneja la alianza de derecha Cambiemos. 

Es que, según reconocen en off desde el oficialismo, los datos no son alentadores: en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país, ya están casi un millón de votos abajo de los que alcanzaron en las PASO de 2015.

En la primera vuelta de las últimas elecciones, Daniel Scioli se impuso en la provincia con el 37,28 por ciento (3.563.089 votos), mientras que Macri obtuvo el 32,80 por ciento (3.134.779 votos). 

En esa oportunidad, Cambiemos ganó en seis de las ocho secciones electorales, pero perdió en la primera y la tercera, cuyo caudal de votos fue clave para el resultado final. 

El dato no es menor: en la tercera sección -donde el régimen aún no puede hacer pie- está la mayor en cantidad de votantes de la provincia. Por eso, aunque de los 135 municipios bonaerenses Macri haya triunfado en más de 100, quedó atrás del FPV por no lograr un triunfo en el conurbano.

El problema es que, según admitieron fuentes internas del PRO, hay preocupación porque no sólo empeoraron en la tercera sino que están complicados en las tres ciudades más importantes del interior, donde ganaron en la última elección. Se refieren a La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca. En el ballotage, la diferencia que logró el sciolismo también tuvo su epicentro en esos municipios. La diferencia se sostuvo sobre los casi dos millones de votos que obtuvo en la tercera, donde se impuso con el 58% contra el 41%. En ese momento, Macri quedó 588.535 votos abajo. Y de ese total, unos 222.345 correspondieron a La Matanza.

Vidal con Carlos Arroyo, intendente filo nazi de Mar del Plata
Carlos Arroyo, el intendente macrifascista de Mar del Plata es uno de los talones de Aquiles de Cambiemos. Días atrás, fue abucheado en una escuela de la que debió retirarse, lo que es tan sólo un reflejo de su mala gestión. Ya alcanza registros de rechazo que superan el 70 por ciento. Tanto preocupa ese caso a Vidal, que decidió mandar al propio Joaquín de la Torre a que se ocupe del tema. Sin embargo, la función de "bombero" de su ministro no alcanza para repuntar la pésima imagen del intendente filonazi. 

En La Plata, Julio Garro tampoco logra descollar. En la otra gran ciudad del interior, Bahía Blanca, Héctor Gay también enfrenta problemas. Si bien el distrito no preocupa tanto a los dirigentes bonaerenses de Cambiemos como sí lo hacen los otros dos, la mala imagen del ex periodista viene in crescendo mientras se fortalece Marcelo Feliú, el randazzista contra el que perdió en las últimas elecciones, que ahora vuelve a pisar fuerte.

Ante este panorama, fuentes internas de la alianza de derecha Cambiemos vaticinan un escenario de fuerte caída. Según la cuenta que sacan desde la Rosada, estarían en un piso de 700 mil votos debajo de los que sacaron en 2015. Si toman en cuenta la performance electoral de las PASO -cuando superaron los 3 millones de votos- en esta elección sacarían menos de 2.434.779.

El ala con más experiencia política del PRO admite el panorama y su respuesta es que aún "podría revertirse". Sin embargo, reconocen para eso tendrían que darse dos condiciones: que mejore la economía en un margen que la gente lo sienta y que, además, se haga trabajo político muy bueno y serio en el conurbano. Saben que, de no redireccionar ese millón de votos a su favor, irán para otro candidato y la desventaja será aún más grande.

Vidal con Héctor Gay, intendente de Bahía Blanca
En Cambiemos creen que ésos son los límites que impone la estrategia de la polarización con Cristina Fernández de Kirchner, la jugada a la que apuestan en estas elecciones. Mientras se eleva la preocupación de un sector del régimen, en Balcarce 50 se mantienen ajenos a esta polémica. Fuentes de la Rosada insistieron en que sacarán los mismos votos -alrededor de los 32 puntos de las PASO- y aseguran que Sergio Massa "se va a desplomar porque mide 20". Por eso, se conforman con el escenario de polarización con el kirchnerismo.

Incluso, afirman que no está previsto grandes cambios económicos ni en el gabinete y a los sumo hay que minimizar los errores políticos de los últimos tiempos, prestando más atención. Eso sí; reconocen que si gana Cristina será un golpe muy duro y complicará la llegada de inversiones. Sin embargo, le restan importancia en lo político: confían en que en 2019 le podrían volver a ganar, porque la ex presidenta -según su visión- no pasaría un ballotage. "Las próximas elecciones las ganamos caminando", dijo Macri en España, lo que se convirtió en la nueva muletilla de los dirigentes más cercanos al subnormal. La mesa chica cree que la inflación está en baja, la economía va a repuntar y que este año se crearán 200 mil puestos en blanco. Por eso, con estas tres premisas, consideran que recuperarán los votos caídos. 

Mientras en el régimen se ocupan de polarizar con Cristina y el peronismo sale a criticar a Macri, el massismo cerró una encuesta el viernes por la tarde que ubica al Frente Rejuntador -con la fórmula Massa-Stolbizer, en 34 puntos, el mismo número que les da a Cristina con Daniel Scioli como compañero de fórmula. Según estos datos, Macri con Elisa Carrió como candidata sacaría unos 20 puntos.

Los números que dan confianza a Massa, afirman que el macrismo se desplomó no sólo en la tercera sección sino también en la primera, salvo en Vicente López y San Isidro, dos municipios gobernados por Cambiemos en los que aseguran siguen fuerte.

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