domingo, 22 de octubre de 2017

La inquietud del marido de Sala a una semana de su vuelta a la cárcel: “Temo que a Milagro le pase cualquier cosa”

RAÚL NORO CONTÓ CÓMO VIVIÓ LA DIRIGENTE SOCIAL ESTOS DÍAS RECLUIDA EN EL PENAL DE ALTO COMEDERO, ADONDE FUE TRASLADADA NUEVAMENTE A CONTRAMANO DE LO DISPUESTO POR LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. “ESTAMOS VIVIENDO UN CLIMA MUY PARECIDO AL DE LA DICTADURA”, AFIRMÓ.

Raúl Noro describió ayer el panorama que vive Milagro Sala, quien ya lleva más de 600 días encarcelada y fue llevada hace una semana de vuelta al penal de Alto Comedero en un procedimiento irregular. El marido de la líder de la Tupac Amaru afirmó que “la situación es muy preocupante y me conmociona mucho”, al tiempo que se mostró crítico por el manejo político y judicial del caso en Jujuy y expresó su temor por lo que pueda llegar a ocurrirle a la dirigente social.

“Milagro ha sufrido en ese último tiempo un nivel de hostigamiento que ha llevado al límite la situación jurídica y de vida de ella y los otros detenidos”, contó en declaraciones radiales. Noro consideró que en la provincia “hay un microclima de persecución y estoy más que asustado” y expresó su temor de que a Sala “le pase cualquier cosa”. En ese sentido recordó que fue preso de la dictadura en 1978 y que se tuvo que exiliar en Bolivia, y que hoy percibe “un clima similar” al vivido en esos años.

Respecto de cómo está su mujer en el penal, dijo que la sanción es de “impotencia”, porque no está condenada “como si lo están criminales de lesa humanidad que hoy gozan de prisión domiciliaria”. Opinó que "Milagro siente que no tiene futuro y tiene una pared enfrente" y que por eso reaccionó dándole un golpe a un vidrio, lo cual le produjo heridas en el brazo izquierdo. También relacionó ese hostigamiento con el intento de suicidio de Mirta Guerrero, colaboradora de Sala que está detenida en el mismo penal jujeño.

Noro consideró que “se me acabaron los recursos”, para graficar su impotencia tras el nuevo traslado de Sala a la cárcel, y que “sólo me queda el afecto y el acompañamiento de estar pendiente de lo que necesite”. Asimismo, afirmó con énfasis lo irregular del operativo que la sacó del arresto domiciliario para devolverla a Alto Comedero. “Se la llevaron en patas a las 7.30 de un sábado y sin avisar a las partes”, dijo y cargo contra el juez Pablo Pullen Llermanos por no haber avisado a las partes, lo cual dejó a Sala “sin derecho a la defensa”, al tiempo que criticó que el magistrado dejara asentado por escrito su decisión de que no se avisara a los abogados defensores, considerando ese gesto como “insólito”.

Además, criticó el desconocimiento del estado de salud de Sala, cuyo traslado de Alto Comedero a otro lugar de detención había sido pedido por la CIDH. “Peligraba su salud física y mental, el juez hizo lugar a ese pedido, y ahora el mismo juez la devuelve al lugar de donde se la sacó por su bien”, sostuvo y aclaró que la casa donde estaba arrestada “era un penal” pero al menos le permitía a Sala el contacto con su familia.

Finalmente, afirmó que lo que vive Sala no es ajeno a la situación del país. “Estamos en un contexto en el que pasan cosas como lo de Maldonado, Gendarmería entra a las universidades y multiplican la deuda externa” y volvió a mostrar su desasosiego al remarcar que “ella es una dirigente social indígena que mejoró la situación de miles de pobres e indigentes y está detenida”.

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