miércoles, 17 de enero de 2018

El Papa pidió perdón por los abusos de curas a menores en Chile y reconoció "el descreimiento" que padece la iglesia católica

LO DIJO EN SU PRIMER DISCURSO, EN LA CASA DE LA MONEDA, ACOMPAÑADO DE LA PRESIDENTA DE CHILE, MICHELLE BACHELET.


"Conozco el dolor que significaron los casos de abuso a menores de edad y sigo con atención cuánto hacen para superar ese grave mal". En la Catedral de Santiago de Chile y ante sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas, el Papa Francisco cerró su primer día de actividades en el país trasandino insistiendo en el pedido de disculpas por los abusos a niños y adolescentes cometidos por miembros de la iglesia católica, como lo había hecho por la mañana ante la presidenta Michelle Bachelet en el Palacio de La Moneda. 

Francisco lamentó el "dolor por el daño y sufrimiento de las víctimas y sus familias, que vieron traicionada su confianza en los ministros de la Iglesia" ante los casos ocurridos en Chile y que debilitaron la imagen de la institución, en la que comulga el 40 por ciento los trasandinos. "Dolor también por el sufrimiento de las comunidades eclesiales y por ustedes, hermanos, que además del desgaste por la entrega vivieron el daño que provoca la sospecha y el cuestionamiento", continuó Francisco dirigiéndose a seminarista y fieles. 

Mientras tanto, los medios chilenos resaltaron que durante la misa que ofreció ante 400 mil personas en el Parque O'Higgins, estuvo presente el obispo de Osorno, Juan Barros, acusado por un grupo de víctimas del sacerdote Fernando Karadima de haber sido testigo de los ataques sexuales. 

En la Catedral de la capital chilena, el Papa reconoció la situación de descreimiento que vive la iglesia católica en Chile al recordar que los curas sufren "insultos en el metro o caminando por la calle"

"Ir 'vestido de cura' en muchos lados se está pagando caro", señaló el Papa para luego convocarlos a "pedir a Dios que nos dé la lucidez de llamar a la realidad por su nombre, la valentía de pedir perdón y la capacidad de aprender a escuchar lo que Él nos está diciendo".

En el mismo tono, el Sumo Pontífice les señaló a sacerdotes y seminaristas que "no somos superhéroes que bajan a encontrarse con los mortales, más bien somos enviados con la conciencia de ser hombres y mujeres perdonados" y los invitó a "no disimular o esconder las llagas, porque una Iglesia con llagas es capaz de reconocer las del mundo de hoy y hacerlas suyas, sufrirlas, acompañarlas y buscar sanarlas".

El Papa se mostró critico con aquellos católicos que "solo confían en sus propias fuerzas y se creen superiores por cumplir con determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del pasado", por lo que pidió recuperar la "historia de iglesia: gloriosa por ser historia de sacrificio, salir de la cartelera y arremangarse para tocar la realidad del pueblo fiel".

Una hora antes, junto con la presidenta Bachelete, Francisco visitó la superpoblada cárcel de mujeres de Santiago -donde permanecen detenidas 1400 presas en un edificio construido para 900  y ante ellas sostuvo que "una condena sin futuro no es una condena humana sino una tortura" y les aseguró que "toda pena tiene que tener horizonte de reinserción"

"Exíjanlo, a ustedes mismas y a la sociedad", las exhortó. Francisco también reflexionó sobre la pequeñez de "dividir la realidad en buenos y malos" y recomendó a las autoridades a "no reducir la seguridad pública a medidas de control"

El Papa había sido invitado por las Hermanas de la Congregación del Buen Pastor, que gestionan actividades dentro del penal desde 1996 y fue recibido por 500 mujeres con sus niños en brazos y ondeando pañuelos blancos. "La seguridad pública no debe reducirse sólo a medidas de mayor control sino, y sobre todo, edificarla con medidas de prevención, con trabajo, educación y mayor comunidad", advirtió.

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